Mayo se inserta en el contexto de revisar y radicalmente recrear las imágenes que tenemos de nosotros mismos, para encontrar seguridad en lo que auténticamente somos.
Este es el potencial que ofrece este año, para liberarnos del deber ser, del perfeccionismo y la autoexigencia y poder sintonizarnos con la paz interior que valora y agradece.
Lo que se pone de manifiesto en mayo es el grado de contacto que tenemos con nuestra capacidad sensible, nuestro cuerpo.
Los hábitos del cuerpo y cómo organizamos el intercambio con nuestro ambiente, material y energético. Las auto imágenes, que son las que organizan estos intercambios, se ponen en juego de forma más patente en mayo, para que podamos verlas claramente y hacernos cargo de ellas.
Esto puede crear tensión, y podría llegar a afectar los equilibrios que dependen de todos los hábitos del cuerpo y de los intercambios energético con el medio. Lo importante es poder descubrir la autoimagen que está detonando la tensión.
En mayo también se suma que en el corazón se hacen presentes los grandes sueños. Lo que esperamos de la vida, las expectativas y por ende, también los grandes temores y frustraciones. Fueron las primeras frustraciones que experimentamos cuando niños, las que vinieron a esculpir también quiénes éramos y lo que podíamos esperar de la vida.
Ahora, todo esto se recrea para abrir la posibilidad de reescribirlo, mover la energía,cambiarlo. La sanación, en esencia, pasa por reconocer las heridas, volver a sentirlas, pero ahora para dejar ir las sensaciones y las imágenes de nosotros mismos que se crearon. Y de esta forma, que ya no limiten la posibilidad de experimentar otras cosas, que el flujo siga su curso. Ganar libertad y entrega en el flujo de la vida, manejando imágenes de nosotros mismos que nos permiten dar y recibir. Entonces, otras imágenes de nosotros mismos se comienzan a desplegar.
En mayo la clave es el coraje, la fuerza del corazón. La fuerza que tolera, que sostiene, y que se auto controla en la reacción para no explotar, pero se permite sentir, se hace cargo y se expresa.
Para ir más allá de las identificaciones y los miedos, y osar abrirnos a experimentar lo que la vida sensible ofrece: la comunión consciente con un entorno vivo. Donde momento a momento se pone en juego nuestra capacidad de sentir, dar y recibir, encontrando seguridad y protección en la conexión con la propia vulnerabilidad. Conocerse uno mismo.
(como siempre un aporte de mi amiga Karam Jot Kaur)
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