Octubre 2010: simple y radical

En octubre el timón lo toma el corazón, de manera que podamos guiar nuestras acciones confiando, apelando a la seguridad de estar vivos, de estar presentes.
El mes se pone exigente, para erradicar las dudas, las ansiedades y rollos varios, con la idea de reemplazarlos por la pura confianza, la seguridad, la certeza de la conexión que somos capaces de sentir solo a través del corazón.
En medio de tanta mente, la clave pasa nuevamente por el sentir, para que todos los pensamientos se ordenen para honrar este sentir, percibir, sabernos: estoy aquí, ahora estoy aquí, en este momento, ahora estoy aquí.
En ese sentido octubre es bien simple, y también drástico, sin medias tintas ni atajos.
Las cosas son o no son.
Confías o no confías.
Te entregas o no te entregas.
Sueltas o no sueltas.
Criticas o no criticas.
Juzgas o no juzgas.
Reaccionas o no reaccionas.
Aceptas o no aceptas.
Valoras o no valoras.
Agradeces o no agradeces.
En esta tensión polarizada que parece amenazarnos con lo peor si elegimos mal, es la fachada dual de cada momento, y de fondo, más profundo, la imposibilidad de error. El error es de la mente, cuando no se enfoca en el aprendizaje. Surge del análisis posterior de lo que ocurrió de una sola forma. Para dar lugar al orgullo, la culpa, la verguenza, etc, etc., etc.
Este mes nos regala la posibilidad de conectar profundamente con lo sagrado de cada momento, en la aceptación consciente de vivirlo así como se presenta.
Y si lo logramos, aunque sea por un instante, estamos dejando de pensar, estamos siendo uno, unidos, conectados con este momento completo y continuo, sin error, perfecto en si mismo.
En octubre se establece el parámetro para el bienestar: erradicar la duda, vaciar la ansiedad, y asentarnos en la certeza del amor del momento este, el que estamos viviendo ahora.
Este es el fin del mundo así como lo anuncian con la llegada de Acuario en el 2012. El fin del mundo de la ilusión, que son las interpretaciones y las historias que recubren lo que simplemente sucede, y que nos atan en reacciones diversas.
Al conectarnos con cada momento desde nuestro sentir y nuestra consciencia perceptiva, estamos en contacto directo con lo que simplemente sucede, con la perspectiva despejada de un corazón abierto y una mente lúcida para apreciar el regalo de la vida.
entonces podemos confiar, soltar, entregarnos, porque la seguridad de cada momento es lo que nos sostiene y guía.

Con gentileza de siempre de mi amiga Karamjot Kaur